14/10/10

Cualquiera Sea Mi Camino


El frió me perfora el pecho a través de los agujeros de mi campera, y pienso que esas cervezas de Villa La Angostura no me cayeron tan bien.
El viejito de la YPF ya me había advertido que no era una buena noche para cruzar la cordillera, pero cuando vas haciendo mas de 2 mil kilómetros en una moto que ya se volvió parte de ti, nunca puede ser una tan mala noche.
El agua-nieve empieza a mojar mis guantes y la ruta se está volviendo mas traicionera en cada curva, el páramo es oscuro y hasta siniestro entre los pinos que se agitan con el viento y las montañas que, en el reflejo de la luna se muestran como colosos a punto de aplastarme. El tanque todavía esta a 3/4 y pienso en cuanto tiempo llegaré a la aduana ¿una hora? ¿hora y media?
Tomo cada curva, pensando y pensando, la escarcha se vuelve muy peligrosa a mas de 90 km/h y una vuelta mas podría terminar resbalando al precipicio, que hasta inconscientemente, me parece tentador.
Pienso y pienso, en como deje mi vida del norte, en mis amigos que no es tan seguros si tuve una epifanía aventurera o termine de volverme loco, yo creo que son un poco las dos cosas. Pienso con la facilidad en que deje mi banda,que deje todo. Para emprender este viaje, en todos mis ahorros que gaste para comprar esta moto, pienso en lo lejos que estoy de mi casa, de mi gente y de las cosas que me hacían feliz hasta este momento, pienso en lo que me dijo un Chopper curtido en el pueblo de Huinca Renancó, la felicidad no se si esta en uno mismo, flaco. Subite a la moto y fíjate si esta por ahí, por ahí debe andar.
Pienso si cuando llegue a Pto. Montt algo va cambiar, si alguna ficha me va a caer. Pero en lo que mas pienso es en ella, que todos los caminos llevan a ella y ya no creo otra cosa que en escapar y no hay nada ni nadie que me haga parar esta noche.
Es un despropósito haberme alejado tantos kilómetros sabiendo que lo único que quería era verla una vez mas, si debí haber haber dicho las cosas de mejor manera, o si nunca debí hacerlo, y hasta a veces pienso en alguien mas tuvo alguna culpa en esto.
Pienso que dentro de unas horas ella podría estar tomando el avión que la aleje de mi para siempre y ese sentimiento de impotencia hace caer una lagrima que se cristaliza en los -3 grados de esta noche. No soportaría ser su amigo, no soportaría verla besando a alguien mas, no soportaría no tenerla en mis brazos nunca mas y creo que por eso estoy en esta ruta de mierda, acelerando cada vez mas en cada curva, con un Ángel en el bolsillo y el Diablo de mi lado.
Mi iPod está helado y se acaba de quedar sin batería, a lo lejos veo las primeras luces que me indican que ya llegue a la aduana, y cuando vas manejando 6 horas ya, cualquier ser humano, hasta un gendarme, es compañía.
La nieve empezó a acumularse en las canaletas del destacamento, dejo a la moto descansar, costará encenderla de nuevo con este frió, mientras el carburador tosa un poco, seguirá siendo una buena señal. Puse a cargar todos los aparatitos, la maquina de cafés esta haciéndome un capuccino mientras me fumo un pucho en la galería.
Veo como el humo del tabaco se confunde con el vapor de mi aliento, con la impresión de que un poco mi alma se va en cada seca. La chica que controlaba mis papeles, sale de su oficina hacia afuera devolviendome mi pasaporte y mis papeles del vehiculo:

-todo en orden señor, el café se le enfría.
-Si! ya lo tomo, gracias- yo contestaba rápidamente al haberme tomado distraído.

Miro el teléfono publico, el Chesterfield se termina, me rió mientras pienso que iba a dejar de fumar, descuelgo el tubo, me pongo en duda una y otra vez, marco su numero y espero que me atienda, el corazón late a un ritmo frenético, cada tono tiene intervalos interminables y yo... yo no sé lo que estoy haciendo...

Escucho que contesta y quiero morir, escucho su Hola!? quien habla? que puedo reconocer a kilómetros de distancia, literalmente. No digo nada, solo me limito a escuchar su dulce y autentica voz, mientras ella cree que las lineas telefónicas andan mal.

-No te escucho, pero acabo de subir al avión y me dicen que apague el celular para poder despegar, Chau! quien quiera que seas...

No sé con seguridad que hice primero, si empezar a llorar y colgar el teléfono o cortar la llamada y sentir como lo que quedaba de mi mundo se venia abajo.

Fume un cigarro mas mientras calentaba la moto, y el carburador en efecto, tosía. Había parado la nevada nocturna y no había nada mas que hacer en la aduana. Subí a la moto, pregunté cuantos kilómetros faltaban al pueblo de Los Lagos, el primer pueblo ya en del lado de Chile. Condenado a escapar de mis sueños, a escapar de lo que mas amo, acelero para ponerme en movimiento mientras la moto se convierte en mi novia esta noche, mientras el café todavía se enfría en la maquina.


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